04/06/2013 | | Comercio exterior

Allochis conquista Estados Unidos con sus cabezales de aluminio

La compañía bonaerense fue pionera en el desarrollo de cabezales maiceros de aluminio, una tecnología valorada por las ventajas que ofrece en reducción del peso, incremento de la capacidad de trabajo y menor consumo de combustible.

El futuro de los cabezales maiceros bien puede haber nacido en la pequeña localidad de Ferré (Buenos Aires).

Allí, Allochis fabricó la primera unidad hecha de aluminio, que por sus ventajas frente a los de acero viene ganando adeptos en varios países del mundo.

Se trata de un desarrollo conjunto que comenzamos con Claas en 1997, que está teniendo una gran aceptación en varios países, especialmente en Estados Unidos”, cuenta el empresario fierrero que exporta a través del Grupo Claas.

Según Allochis, el material permite fabricar cabezales de entre un 20 y 30% más de líneas, debido a su peso más liviano.

El aluminio permite que una cosechadora en lugar de 10 líneas, lleve 12 con el mismo peso, lo que redunda en varios beneficios: Mayor capacidad de trabajo, menor uso de combustible y menos pasadas con la máquina por el campo –reduciendo la compactación del suelo–; en resumen, un importante incremento en el rendimiento de la máquina con un mejor cuidado del terreno”, destacó.

La fábrica enclavada en Ferré cuenta con dos líneas de producción de cabezales maiceros: Los tradicionales de acero y los de aluminio, que, según cálculos de Allochis, conforman el 70 y 30% de los existentes en la Argentina, respectivamente.

«El aluminio es demandado por los productores de punta, aquellos que buscan la última tecnología y cabezales más grandes. De todas maneras, yo creo que si bien el costo es más alto, por los beneficios que trae –sobre todo en siembra directa– sería más conveniente que el acero para todos los productores”.

Desde hace algunos años, Allochis se presenta en el Farm Progress Show, la exposición agropecuaria más importante de Estados Unidos.

Este año repetirá la experiencia, ya que la mira del empresario –que exporta a numerosos destinos anualmente entre 20% y 30% de su producción– está puesta en ese mercado.

Allá los productores tienen toda la tecnología en las máquinas, pero carecen de los cabezales de aluminio. Y por lo que venimos viendo, aunque sea muy incipiente, creemos que esos productores los van a querer en un 100%”, augura.

Para Allochis, el mercado mundial apunta a aumentar la capacidad, y en ese camino, lógicamente, los materiales deberían ser de menor peso:

Las máquinas necesitan cabezales más grandes y lo más livianos posible, para lo cual creo que las empresas deberían buscar una aleación, o ir hacia el aluminio”. Sin embargo, advierte que esta última opción no es viable en otros países: “Hacer cabezales de aluminio tiene un costo mucho menor en la Argentina que en Estados Unidos o Europa”, sostuvo.

 Tecnología de calidad

La ampliación de la capacidad de los equipos es uno de los puntos más fuertes en que se está concentrando la empresa.

Además de los cabezales maiceros que –a través de Claas– Allochis vende en todo el mundo, también fabrica plataformas para trigo/soja exclusivas para la empresa de maquinaria agrícola alemana, que luego se ensamblan en las cosechadoras que vienen desde su país de origen, y se exportan desde Argentina hacia los países de la región, además de venderse en el mercado interno.

Actualmente, estamos testeando un cabezal de maíz de 26 líneas, el más grande que hemos fabricado, y una plataforma trigo/soja de 50 pies”, reveló Allochis.

Mirando al vecindario

Allochis calculó que en la Argentina, entre cabezales maiceros y plataformas trigo/soja, hay actualmente unos 3.500 equipos salidos de la empresa ferresense.

El mercado interno, según comentó, es muy variable ya que en un año se pueden vender 200 cabezales, y al siguiente la mitad, y tiene el inconveniente de la estacionalidad.

Este negocio es distinto a vender carne o pan, que se venden durante todo el año. En la época de cosecha todos salen a comprar cabezales, por lo que vendemos desde diciembre hasta marzo, cuando se hace la cosecha de maíz, y después un poco en marzo, abril y mayo, para los maíces de segunda. Y después no hay ventas hasta octubre o noviembre”, dijo.

 

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