05/06/2013 | |

Patricio Aguirre Saravia: “Ingresan al mercado equipos nuevos, pero no salen los viejos”

Material publicado e …

Material publicado en Revista MaquiNAC Nº 4 (Junio 2013).

Patricio Aguirre Saravia
El crecimiento que ha manifestado en los últimos años la confección de forrajes para la producción de carne y leche ha desarrollado el mercado de la maquinaria agrícola para forrajes.  Con 122 empresas contratistas asociadas, que manejan un parque de 174 cosechadoras forrajeras con una capacidad total de labor de 1.222 surcos, la Cámara Argentina de Contratistas Forrajeros (CACF) se ha convertido en referente para la consolidación y difusión de una tarea que exige conocimiento en pos de la calidad del alimento confeccionado. “Tenemos un parque de maquinaria ‘mixto’. Allí conviven máquinas último modelo y máquinas con 20 o más años trabajando en las campañas. Esto está determinado por el crecimiento que ha tenido la actividad en los últimos años”, explicó Patricio Aguirre Saravia, titular de la CACF, en diálogo con MaquiNAC.

¿Por qué un productor que produce carne o leche tendría que contratar los servicios de un contratista en la confección de su forraje?

El fundamento que tiene que tener un productor para contratar un servicio para la confección de forraje, o cualquiera que sea, es que en la tercerización de la labor está optando por profesionalizar la actividad. Al elegir un personal calificado está optimizando los recursos, tanto forrajeros como económicos del establecimiento.

Son muy pocos casos en los que, dejando de lado el tema de calidad del producto confeccionado, los productores pueden amortizar un equipo de forrajes en su establecimiento.

Pero el principal motivo, es asegurar la calidad. Un contratista forrajero asociado a la Cámara Argentina de Contratistas Forrajeros (CACF) está permanentemente capacitado, debido a que participa de cursos, jornadas técnicas y viajes al exterior.

¿Cómo surge la Cámara Argentina de Contratistas Forrajeros?

La CACF surge en plena crisis del año 2001. La coyuntura del país sumada a la situación de las empresas de forraje de esos momentos estaba llevando a punto de quiebre a la mayoría de las empresas contratistas de servicios forrajeros. Creada la cámara surgió la comisión de costos, en la que se analizó la realidad de un equipo de conservación de forrajes y se delinearon las bases para crear un listado de precios de referencia del servicio. A partir de allí, y con el empuje de las empresas que crearon la entidad se empezaron a respetar contratos y los valores referenciados para esta tarea estacional.

En ese momento, en la CACF también se formó una bolsa de trabajo para las tareas de confección de forrajes. De esta forma, se lograban direccionar hacia los contratistas de la cámara las ofertas de servicios disponibles. La CACF también actúa como nexo entre la oferta y la demanda, permitiendo al productor ponerse en contacto con un contratista para la realización de la tarea. Hoy en día seguimos utilizando esta herramienta.

¿Cómo ha evolucionado en los últimos años el área destinada a la confección de forrajes?

Según el INTA PROPEFO, en la campaña 93/94 se ensilaron unas 80 mil hectáreas de maíz y sorgo. En la campaña pasada (2011/12), según nuestros datos se ensilaron en el país más de 1,6 millón de hectáreas, lo que representa un aumento de 1.900%. De esta manera podemos graficar el crecimiento que ha tenido esta modalidad de producción de forraje.

Si bien la lechería ya era una actividad que tenía al forraje conservado como un insumo estratégico, la irrupción del engorde a corral sumo también a la producción de carne. ¿Qué diferencias, si es que las hay, existen entre los servicios que ustedes prestan para la producción de leche y la de carne?

En teoría, no existen diferencias ya que lo que prestan los asociados es un servicio de ensilado y para cualquier caso sigue siendo la misma forma de confección. Sí puede haber diferencias en los tipos de silajes que se realizan en cada establecimiento. Es probable que para la producción de carne, en la etapa de cría se utilice más el silaje embolsado, pero no es una tendencia que se repita en todos los establecimientos. Podemos encontrar cualquier forma de confeccionar un silo, sea tipo torta, bunker, bolsa, autoconsumo, entre otros, tanto en producciones de carne como de leche.

Dentro del manejo para obtener un buen recurso forrajero, ¿qué importancia le asigna a la maquinaria?

La maquinaria es muy importante en cualquier proceso, pero lo más importante es el manejo. Se pueden hacer muy bien las cosas con máquinas en buenas condiciones y con la mejor tecnología, pero también observamos en muchos casos que con esas mismas máquinas mal manejadas el resultado es totalmente contrario. Un ejemplo concreto se puede observar en la extracción de silajes. Con muy poco se puede realizar una excelente tarea de extracción de la pared del silo, pero notamos que existe en la Argentina un notable desconocimiento de cómo se realiza correctamente esta tarea. Realizar incorrectamente esta sencilla tarea significa estar perdiendo litros de leche o kilos de carne diariamente en un establecimiento.

En los últimos años ha crecido la venta de equipos forrajeros, ¿en el caso de la confección se está con una buena tasa de reposición de maquinaria en el mercado nacional?

Lo que sucede en la Argentina es que ingresan al mercado equipos nuevos, pero no salen los viejos. Tenemos un parque de maquinaria “mixto”. Allí conviven máquinas último modelo y máquinas con 20 o más años trabajando en las campañas. Esto está determinado por el crecimiento que ha tenido la actividad en los últimos años.

¿Sobre qué parámetros están trabajando desde la Cámara para reducir pérdidas en la confección?

La capacitación es fundamental. Nosotros constantemente fomentamos la capacitación de los contratistas y a partir de ellos a todo el personal que trabaja en un equipo. También hay que decir que se pueden reducir las pérdidas aún antes que un contratista entre al establecimiento para brindar el servicio. Ante que ello, la elección del híbrido correcto, manejo de malezas e insectos, fertilización, son el comienzo para lograr un buen producto forrajero. Todas las prácticas agrícolas correctas que se apliquen al cultivo reducen pérdidas y reducen los costos de producción por superficie.

¿Argentina tiene aún mucho para mejorar en la confección de forrajes?

Queda mucho por hacer, pero estamos en un buen camino. La relevancia que ha tomado esta modalidad en los últimos años nos posiciona en un muy buen lugar para poder difundir esta técnica y las correctas prácticas que tienen cada uno de los procesos que intervienen en la confección.

¿Qué tal lejos estamos de Estados Unidos o Nueva Zelandia en el manejo para la confección de forrajes?

En términos de maquinaria, estamos a la par de cualquier país del mundo. Tenemos la misma tecnología. En producción y manejo tenemos diferencias, unas que están ligadas a los distintos manejos productivos y otros ligados a la idiosincrasia propia de cada país. Es muy difícil comparar manejos en distintos países porque son cosas distintas. Reitero, acá estamos en buen camino.

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