04/09/2013 | |

En tractores, el chasis se impone a la potencia

Lo dijo el ingeniero Hernán Ferrari, del INTA, en Admite Agrícola. Cuando el porte de la máquina es insuficiente, los caballos de fuerza no pueden hacer el trabajo sin poner en riesgo su prestación.

Hernan FerrariLo dijo el ingeniero Hernán Ferrari, del INTA, en Admite Agrícola. Cuando el porte de la máquina es insuficiente, los caballos de fuerza no pueden hacer el trabajo sin poner en riesgo su prestación.

En la última década del siglo pasado, los campos argentinos se llenaron de tractores de poco peso, relativamente escaso volumen y muchos caballos de fuerza. Sin embargo, con el correr del tiempo comenzaron a presentarse los inconvenientes. Es que aquellos tractores fueron pensados para campos europeos, de características diferentes a las argentinas. Allí se requiere potencia. Aquí las distancias son mayores y las necesidades son otras.

En Admite 2013, que se desarrolló en Venado Tuerto, el ingeniero Hernán Ferrari remarcó que “la potencia de un tractor depende del trabajo que sea preciso realizar”. Una base de datos armada en base a 450 tractores del grupo de mecanización agrícola del INTA permitió determinar la potencia en relación al esfuerzo de tracción de cada vehículo.

“Si uno multiplica la potencia que requiere cada herramienta llámese sembradora, cincel, etc., debe multiplicarse por 20 para suelo arenoso, por 22 en suelo franco y por 25 para suelo arcilloso. El resultado en kilogramos es el esfuerzo que esa herramienta le está ejerciendo a la barra de tiro del tractor. Por ende, si tengo un tractor de 6000 kilos, con tracción simple puede tirar como máximo un 50% de lo que pesa, en este caso 3000 kilos. En función de eso se establece la relación de acoplamiento entre el tractor y la herramienta”, explicó.

Aspectos a tener en cuenta

Siempre con el ejemplo del tractor de 6.000 kilos, para tracción asistida el esfuerzo alcanza 65%, de modo que puede tirar hasta 3.900 kilos. Y con tracción articulada soporta un 80%, hasta 4.800 kilos. Por eso lo primero que tiene que ver el productor a la hora de comprar un tractor es que sea acorde al peso que le ejercen las herramientas que tiene en el campo. “Porque comprar mucha potencia no le sirve para tirar, sino para determinar la velocidad a la que tiene que realizar ese trabajo”, comentó.

Sobre el patinado del tractor, el rango se ubica entre 5 y 12%. Si patina menos es porque lleva un peso excesivo lo que implica un gasto de combustible excesivo, mayor compactación del suelo y un alto coeficiente de rodadura. Deslizándose más de un 12% da más vueltas y gasta más gomas y combustible.

En relación al lastre, el ingeniero del INTA consideró que responde tanto a una cuestión de uso, como de manual. “Es que los tractores vienen con una especificación de peso, con y sin lastre. Y la dosificación de lastre es para regular en función del patinamiento, tarea que no se suele practicar”, remarcó.

El técnico consideró fundamental usar correctamente la barra de tiro, que en su extremo lleva una pestaña que determina la mayor o menor carga al tractor de la herramienta que acarrea. Si se tracciona una máquina pesada como una sembradora, Ferrari recomendó poner la pestaña hacia arriba para que la sembradora le transfiera carga al eje trasero del tractor. Pero si la sembradora es liviana o el suelo muy seco, la pestaña va hacia abajo transfiriendo menos carga.

También reclamó prestar atención a la nomenclatura del rodado, sobre todo en las de dibujo cruzado, que no suelen indicar el tamaño del flanco del neumático. Un fabricante puede hacer una medida pero como no se indica la altura del flanco, puede ser más bajo o más alto y por ende tendrán diferentes diámetros y un andar irregular que puede incidir hasta en un 20% menos en la tracción. Las radiales ya responden a las normas ISO que establecen el milimetraje del ancho del neumático, la altura del flanco y el diámetro de la llanta, asegurando que el tamaño sea el preciso. Y el productor puede optar, entonces, por precio, marca o calidad.

Otro aspecto que suele soslayarse tiene que ver con la comodidad del operario. El 90% de los tractores del mundo carecen de amortiguación, que la ofrece la cámara de aire sobre el neumático trasero y el elástico del asiento del conductor. Por ello, es imprescindible regular la butaca en función de cada operario para evitar que sufra cada impacto en la espalda, que devendrán en seguras lesiones medulares con los consiguientes costos para el empleador.

Finalmente, el representante del INTA sostuvo que el cambio de aceite en los tractores debe efectuarse cada 200 horas de trabajo, equivalente a unos 10.000 kilómetros, similar al mantenimiento de un auto de calle. Mientras que en las cosechadoras el recambio debe efectuarse tras 400 horas de trabajo. Destacó que siempre los lubricantes ofrecen un plus de entre un 10 y 20% para permitir que el mantenimiento se haga en taller y no en pleno campo. Y contó, también, que al momento de reemplazar el filtro, como los nuevos equipos traen un juego combinado, por ningún motivo debe cambiarse sólo el que presenta problemas, sino el pack completo. Caso contrario, “la vida útil del motor del tractor correrá serios riesgos”, completó.

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ETIQUETAS: Capacitación, INTA, Tractores

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