05/12/2013 | |

El girasol es una economía regional en extinción

La cadena del giraso …

La cadena del girasol argentino se encuentra por estos días con una preocupación central: si no se modifica el nivel de retenciones –hoy, del 30% para aceite y harina, y 32% para grano- la baja rentabilidad del cultivo pondrá en crisis a todo el andamiaje de agregado de valor que tiene la oleaginosa, un negocio que en 2012 aportó U$S 2.000 millones a la economía argentina y que este año apenas llegará a los 1400, según Asagir.

En esta campaña se estarán sembrando 1.470.000 hectáreas según los guarismos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires ó 1.360.000 hectáreas, según el Ministerio de Agricultura nacional. Estimaciones privadas hablan de incluso una superficie menor. De acuerdo a estas cifras, el área se reduciría entre un 14% a más de un 20% con respecto al ciclo pasado, cuando se sembraron 1.680.000 hectáreas.

El dato resulta mucho más contundente si se tiene en cuenta que esta superficie se siembra esencialmente en las regiones agrícolas más marginales del país: la provincia del Chaco y el norte de Santa Fe, el este de La Pampa y el sudoeste de Buenos Aires. En estas, entre 3.000 y 4.000 productores –en su mayoría pequeños y medianos- dependen directamente del cultivo. Por ende, no sólo ellos, sino también los proveedores de servicios agrícolas e incluso las economías de cada pueblo respiran al ritmo del girasol. La nobleza del cultivo ante situaciones de estrés hídrico y su estabilidad de rendimientos lo posicionan en estas regiones como la única alternativa agrícola en algunos casos o la más segura en otros, incluso frente a la soja. Además, desde el punto de vista financiero, el cultivo aporta un ingreso en una época del año que ninguna otra actividad agropecuaria lo hace.

Vale la pena destacar que el girasol expande la frontera agrícola ya que puede sembrarse en los ambientes más desfavorables, donde otros cultivos no tienen posibilidades. En estos ambientes, la opción de los productores no es agrícola sino ganadera, con planteos de baja eficiencia y muy baja productividad.

Si se toma como referencia la campaña 2006/07, la última con menores retenciones y un tipo de cambio más real, desde entonces y hasta la actualidad, en total, la superficie cayó un 43%. En Chaco, un 57%; en Buenos Aires el 37%; en La Pampa el 33%; en San Luis y el 72%, en Córdoba el 72% y en Santiago del Estero el 80%.

 

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