06/02/2014 | |

Jóvenes, pero baqueteadas

La maquinaria agrícola argentina tiene una antigüedad medida en años igual o inferior a la de los países desarrollados. Pero la gran diferencia es que aquí los equipos trabajan muchas más horas por campaña que en el resto del mundo. Es por ello que la maquinaria argentina se pone vieja por su uso excesivo, más que por su edad cronológica.

maquinac-febrero-2014La maquinaria agrícola argentina tiene una antigüedad medida en años igual o inferior a la de los países desarrollados. Pero la gran diferencia es que aquí los equipos trabajan muchas más horas por campaña que en el resto del mundo. Es por ello que la maquinaria argentina se pone vieja por su uso excesivo, más que por su edad cronológica.
El parque nacional de cosechadoras involucra a 26.164 máquinas con un promedio de edad de 8,63 años. De esa cifra, 18.094 máquinas poseen menos de 10 años y cosechan el 80% del área. En tractores, el parque está constituido por alrededor de 60.000 tractores, y muestra cierto nivel de obsolescencia. Argentina es el país productor de granos extensivos que menos CV de tractores utiliza por hectárea.
La “población” nacional de sembradoras está estimada en 40.000 unidades en potencialidad de uso, con una duración promedio de 12 años. Comparado con otros países, el envejecimiento de las 15.000 pulverizadoras que constituye el parque activo es bueno, pero su uso medido en horas está por encima de la media mundial.

Alejandro RollánPor Alejandro Rollán. Editor periodístico
En Argentina, la población de maquinaria agrícola no está directamente relacionada con extensión del mapa agrícola. La incorporación anual al parque de maquinaria de menos de 8.000 tractores y alrededor de 1.000 cosechadoras no parece tener relación con la dimensión espacial de la producción agropecuaria.

Por eso es normal que en el país, una cosechadora de grano supere las 1.000 horas de uso por año y llegue a su primer lustro de vida con 5.000 horas de uso, con un valor residual del 50% respecto a la nueva. En cambio, la misma máquina puesta es Estados Unidos llega al recién a las 3.500 horas de uso a los 10 años, pero con un valor residual casi nulo porque al llegar a la década de existencia toda la depreciación es por obsolescencia tecnológica y no por uso.

La maquinaria agrícola argentina tiene una antigüedad medida en años igual, y en algunos casos menores, a la de los países desarrollados. Pero la gran diferencia es que aquí los equipos trabajan muchas más horas al año que en el resto del mundo. Es por ello que en Argentina, la maquinaria se pone vieja por su uso excesivo y no por su edad cronológica.

El intensivo uso que tiene la maquinaria en el país se debe, según el especialista del INTA Manfredi Mario Bragachini, a que el sistema de contratistas rurales que existe en Argentina es casi único en el mundo, ya que utiliza los equipos muchas más horas por año que el resto del mundo y la depreciación por obsolescencia tecnológica es menor y el consumo de repuestos y horas de reparación es mayor que el resto del mundo.

“Por lo general, en Argentina las cosechadoras, tractores,  sembradoras y pulverizadoras llegan a recibir una o dos reparaciones profundas antes de llegar a perder valor por obsolescencia tecnológica”, comentó el referente del INTA en maquinaria agrícola.

¿Cúantos años tenés?

PiersantiCosechadoras. De acuerdo con evaluaciones realizadas por el INTA, la Asociación de Fábricas Argentinas de Tractores (AFAT) y la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (CAFMA), la producción agropecuaria nacional dispone de un parque de cosechadoras de 26.164 máquinas con un promedio de edad de 8,63 años, Sin embargo, des ese número 18.094 máquinas poseen menos de 10 años y cosechan el 80% del área.

“El problema es que de esas 10.094 máquinas, la mitad superan las 6.000 horas de uso y eso es una cantidad de horas donde el desgaste tiene un alto costo y las reparaciones no dejan a las máquinas en óptimas condiciones”, admite Bragachini.

Según un estudio del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL), el Censo Nacional Agropecuario 2002 mostraba que sólo el 30% de las cosechadoras en Argentina tenían menos de nueve años de antigüedad, en tanto que el 70% restante se componía de equipos que habían cumplido 10 o más años de labor. La cifra de hace una década mostraba valores similares a los del Censo Nacional Agropecuario de 1988 (27% de las cosechadoras con menos de 9 años).

La situación mejoró sensiblemente con el importante flujo de ventas del período 2003/08. De acuerdo a estimaciones propias, el 60% de las cosechadoras tendría en la actualidad menos de 9 años y la proporción de equipos de edad avanzada (más de 15 años) habría bajado al 29%.

”Lamentablemente la tendencia cambia a partir del año 2009 y las ventas de maquinaria reducen sensiblemente su ritmo de crecimiento. Durante los últimos cinco años (incluyendo el año en curso) se han vendido en promedio unas 1.300 cosechadoras anuales, poco más de la mitad del flujo de ventas observado en el período 2003/08”, continúa el trabajo.

A partir de algunos modelos de simulación realizados para 2020, el IERAL prevé que con un flujo de ventas anuales de 1.500 cosechadoras se logra mantener una edad promedio del parque de 7,5 años, que sería aproximadamente la antigüedad que presenta el parque en la actualidad. Por el momento, las ventas actuales no llegan a este flujo requerido para mantener la edad del parque y menos aún para rejuvenecerlo. En un contexto de precios internacionales estables o a la baja, recrear condiciones de inversión en el sector agrícola pasa a depender exclusivamente de las políticas locales.

Tractores. El parque actual se estima en 60.000 tractores, según datos de CAFMA. Si bien a partir de 2003 el parque se ha modernizado notoriamente, aún se observa un alto grado de obsolescencia.

A pesar del tamaño de la cosecha agrícola nacional, la participación del tractor no es tan decisiva. Para producir una tonelada de grano, Argentina utiliza el tractor 60% menos que en Europa. A nivel mundial, son pocos los que pueden creer que Argentina produzca 100 millones de toneladas de grano y casi cinco millones de toneladas de carnes (bovina, porcina y ovina) con un mercado de menos ocho mil unidades.

De toda las unidades que se comercializan en Argentina anualmente, alrededor de 1.600 se venden para uso de cosecha, 1.800 son destinados a la actividad ganadera, 1.400 son utilizados en producciones frutihortícolas y solamente 2.800 son vendidos anualmente para la actividad agrícola. Según sostienen desde el INTA, estas proporciones representan el menor índice de tractorización agrícola del mundo. El modelo de siembra directa y la cobertura de residuos han contribuido a esta tendencia, según afirman los especialistas.

El INTA ha ordenado el parque de tractores por uso y potencia; el trabajo nuestra que los menores a 100 CV son tractores específicos de uso en economías regionales. Entre 100 y 140 CV son tractores de tipo tracción asistida, de uso prioritario para ganadería intensiva y sistemas pecuarios varios. Entre 140 y 250 CV son tractores también de tracción asistida, de uso agrícola extensivo y contratista de cosecha. Entre 250 CV hasta 450 CV, son tractores de uso agrícola para productores y contratistas de gran escala (sembradoras de 15 a 18 metros de ancho). Estos últimos son unidades 4×4 de ruedas de igual tamaño, articulados (rodamiento por banda de caucho).

Medido en años, el parque de tractores argentino está muy envejecido, pero las unidades con más de 15 años en uso no poseen más del 20% de las tareas del campo argentino.

Sembradoras. El parque actual se estima en 40.000 sembradoras en potencialidad de uso, con una duración promedio de 12 años. Según CAFMA, la reposición anual ideal sería de unas 4.500 sembradoras por año, con un notorio proceso de modernización de parque.

En sembradoras, al igual que las 15 mil pulverizadoras que están en condiciones de trabajar, el envejecimiento del parque activo evaluado en años es bueno comparándolo con otros países, pero su uso medido en cantidad de horas está muy por encima de la media mundial y el funcionamiento ya dejó de ser un equipo original.

“Seguir utilizando una pulverizadora autopropulsada con más de 12.000 horas de motor es utilizar una máquina muy deteriorada y existen muchas máquinas reparadas que nada tienen que ver en su calidad de trabajo con una nueva o cero kilómetro”, sostiene Bragachini. Según su diagnóstico, existe un número importante de unidades que están excesivamente utilizadas y gastadas en su estructura general, lo que la convierte en peligrosas a la hora circular por las rutas y caminos y también en ineficiente al momento de la aplicación de los agroquímicos.

En sembradoras, el problema es similar, según observa el técnico del INTA. “Existen máquinas de siete metros de ancho de labor que siembran 3.500 hectáreas por año y eso es lo que siembra una sembradora en cinco años, de ese tamaño en Estados Unidos. Debido a ello, a los cinco años sembradora de un contratista argentino merece ser renovada, porque ya puede tener un uso de 15.000 hectáreas y se encuentra con total desgaste general, lo que complica las posibilidades de lograr una buena eficiencia de trabajo”, comparó.

En los tractores, el problema no es tan crítico. Su utilización no hace a la eficiencia de trabajo, sino que es una herramienta de potencia. Una sembradora nueva con un tractor bien reparado puede trabajar con la misma eficiencia de una sembradora nueva con un tractor nuevo.

Los tractores nuevos poseen motores, transmisiones e hidráulicos más eficientes que pueden reducir el consumo y mejorar por confort las horas útiles de trabajo y hacer rendir mejor el equipo tractor/sembradora; por otro lado, los tractores nuevos presentan autoguía satelital y otras ventajas de ergonomía claves para la eficiencia de trabajo del equipo.

Para Bragachini, un plan canje de cosechadoras, sembradoras, tractores y pulverizadoras sería muy oportuno en Argentina. A su juicio significaría más trabajo industrial y mejor eficiencia de trabajo en el campo.

Cómo está el resto

Brasil. La antigüedad promedio del parque de maquinaria agrícola supera los 10 años, de acuerdo con datos privados. El vecino país tiene distribuidos a lo largo de su extenso territorio 820 mil tractores, según la consultora en comercio exterior TEBSA. De acuerdo con su distribución geográfica, la mayor cantidad de tractores están en los estados del sur, con 347.000 unidades; seguido por el sudeste, con 256.000; centro oeste, 127.000, noreste, 62.000 y norte, con 26.000.

En cuanto a potencia, los tractores pequeños dominan la escena. Hasta 100 HP, el número alcanza a 570 mil unidades, mientras que los que superan la potencia de 100 HP son 250.000.

Durante el pasado, el mercado de tractores creció alrededor de 30%, hasta alcanzar alrededor de 70.000 unidades vendidas, mientras que la actualización en cosechadoras involucró a casi 9.000 unidades.

Si se compara la dinámica del mercado brasileño de cosechadoras con el argentino, de acuerdo con datos oficiales durante 2012 se vendieron 5,1 cosechadoras en Brasil por cada unidad en Argentina, mientras que en 2013 esa relación subió a 6,5 veces, de acuerdo con los datos del IERAL.

“Una comparación más justa debe tener en cuenta la diferencia que existe entre la superficie agropecuaria de uno y otro país”, aclara Garzón.  Lo más apropiado, entonces, es poner las ventas en perspectiva a las hectáreas a cosechar en cada país y luego proceder a comparar los valores. En 2012 se vendieron en Brasil 1,3 cosechadora por cada 10.000 hectáreas cosechadas en los ocho cultivos principales, mientras que en Argentina la proporción fue de 0,4 cosechadoras cada 10.000 hectáreas. La relación de ventas corregidas por superficie agrícola es de 3 cosechadoras en Brasil por cada 1 cosechadora que se vende en Argentina.

Estados Unidos. La antigüedad del parque de cosechadoras en mayor exportador de granos del mundo es similar a la Argentina. La gran diferencia es lo poco que trabajan allí. Mientras que en el nuestro país una cosechadora trabaja alrededor de 1.000 horas por año, en Estados Unidos la cantidad se reduce a poco más de un tercio: 350 horas. Si bien el envejecimiento de las cosechadoras estadounidense es similar a la de Argentina, la gran diferencia es que las que trabajan en el país tiene más de doble de horas de uso.

Alemania. En el país europeo, por ejemplo, la actualización anual del parque de sembradoras es de alrededor de cuatro mil unidades, que reparten sus anchos entre tres seis metros. Según el especialista alemán en maquinaria agrícola, Thomas Rademacher, las sembradoras trabajan sólo 10 hectáreas por metro de ancho de trabajo por año. “En una granja grande puede que una máquina trabaje 250 hectáreas por metro de ancho de labor por año”, explicó.

Rusia. En los últimos años, el mayor país de Europa se ha convertido en un referente agrícola mundial. Con una producción de granos que ronda los 95 millones de toneladas, el nivel de mecanización en Rusia involucraba, según datos oficiales hasta 2009, a un parque de 400.000 tractores, 95.000 cosechadoras, 150.000 cultivadores, 200.000 sembradoras, 3.400 cosechadoras de papas, 4.200 cosechadoras de remolacha azucarera y 24.000. Hasta ese momento, había coincidencia entre el sector público y privado de que 80% de las máquinas que trabajaban en Rusia tienen más de 20 años de antigüedad y mucha obsolescencia.

La oferta de producción local vende el 58% del total de máquinas y el 42% se importa de varios países. Las máquinas importadas tienen escasa financiación y existe información de algunas medidas proteccionistas para la industria nacional. La producción está integrada por unas 650 fábricas, siendo la fábrica de tractores Kirovsky, y de cosechadoras de grano y forrajes Rostselmach, junto a Dosetmach, las más grandes. El principal proveedor de maquinaria agrícola e implementos a Rusia es Alemania.

 

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