Erca forjó su liderazgo en sembradoras con innovaciones y calidad

Cuando Erca surgió, en la segunda mitad de los años ´70, todavía se usaban implementos de labranza tradicional. En ese marco, la empresa encaminó sus primeros pasos a la fabricación de balanzones con rabasto, rolos y pequeños tanques. También produjo cinceles y carpidores de hileras.

Sin embargo, los equipos para siembra ya despuntaban en los planes de la empresa. “En 1978 fabricamos la primera sembradora integral de nueve surcos de la Argentina”, ha definido Juan Carlos Silvi.

A mediados de los años ´80 puso en el mercado una sembradora de chasis basculante y en la década siguiente se orientó hacia las sembradoras de granos gruesos.

Precisamente, la línea de equipos para la siembra gruesa se convirtió en una de las tradicionales de la firma y así Erca fue desarrollando la Serie III Grano Grueso, con distanciamiento variable de 52, 70 y 104 centímetros entre líneas y de accionamiento hidráulica. Fueron diseñadas para siembra directa, labranza mínima y siembra convencional. Eran máquinas dotadas de ruedas camillón con resorte de presión –con y sin discos dentados- que permitían colocarlos en diferentes posiciones.

Después lanzó la Serie IV G Grano Grueso, de distancia variable, con sistema americano de doble disco envolvente (monodisco para fertilización y trigo) y doble monotolva con cajón contenedor de semillas.

Posteriormente, diseñó la sembradora de granos gruesos Serie V G de tres módulos, con 30 líneas a 52,5 centímetros, en versiones de uno y dos módulos.

Después, presentó en 2011 la familia de sembradoras para granos gruesos Serie VI-G, en versiones de uno, dos y tres módulos, y múltiples configuraciones a 42 cm, 52,5 cm y 70 cm entre hileras. Un año más tarde le sumó la línea Serie VI G-S, también conocida como “Sojera”, con cuerpos a 35 cm entre hilera y gran versatilidad para múltiples prestaciones de siembra.

En los últimos tiempos, Erca agrandó la sembradora sojera con versiones de hasta 3 módulos, respondiendo a las necesidades de la agricultura a gran escala. Incorporó una configuración de 48 líneas a 35 cm de su sembradora Serie VI G-S, lo que reporta un ancho de labor de 16,80 metros.

Dosificación neumática

Además, la sembradora Erca Serie VI G-S también incorporó el opcional de dosificación monograno neumático MatterMac, con la posibilidad de realizar corte por secciones o dosificación variable de semillas y fertilizantes.

Además, desde el año 2002, empezó con las sembradoras de doble disco plantador. Presentó la versión Doble Disco de la Serie IV F y Serie V F para granos finos/soja y pasturas, de 27 líneas a 19,1 centímetros para complementar la tradicional sembradora monodisco de la empresa, de 24 líneas a 19 centímetros. La Serie V se presentó en versiones de 33 líneas a 17,5 centímetros y 29 líneas a 19,5 centímetros.

Además, en 2010 actualizó la sembradora de granos finos Serie V F Doble Disco, de 29 a 59 líneas a 17,5 centímetros, totalmente equipada con kit para implantaciones de granos gruesos.

En 2013, la empresa desembarcó en el mercado de sembradoras Air Drill con la presentación de un modelo de 45 líneas a 19 cm.

La Air Drill de Erca dispone de 45 líneas a 19 cm (23×38 cm), lo que reporta 8,55 metros de ancho de labor. Opera con monotolva de 7.620 litros, compartimentada 60/40% para semillas y fertilizantes (se puede utilizar el 100% con semillas), chasis con sistema de amortiguación y suspensión hidráulico en las cuatro ruedas de bajada y alas plegables de accionamiento hidráulico.

En marzo de 1977, Armstrong, la ciudad santafesina del departamento Belgrano y referente de la industria de maquinaria agrícola, vio nacer otro retoño fierrero.

Tres emprendedores, Rogelio Antonio Magnoni, Juan Carlos Silvi y Ernesto Lisandrón, con una trayectoria previa de cuatro años en tornería, resolvieron crear una empresa. La llamaron Erca.

“Comenzamos con un capital inicial formado por la necesidad y el coraje”, es la definición que acuñó Rogelio Magnoni.

Se precisaba coraje, sin dudas, porque la década de los ´70 distaba de ser propicia para un arranque empresarial. “Empezamos en una época complicada, es cierto, pero éramos jóvenes y estábamos dispuestos a agachar la cabeza y darle para adelante. Tuvimos suerte, pero también la ayudamos”, rememoró alguna vez Juan Carlos Silvi.

Silvi nació en Armstrong en 1954, hijo único de una familia de inmigrantes italianos. Se crió en el campo y las tareas rurales representaban el destino que su padre y su abuelo le auguraban. Pero Juan Carlos tenía espíritu de industrial; su meta era crear una fábrica. Cuando ingresó en la escuela técnica de Leones (Córdoba) inclinó los estudios hacia la tornería. Sacó un crédito para comprar su primera máquina, un torno, y apenas con 20 años y mucho entusiasmo empezó sus trabajos con los fierros agrícolas en una cochera.

Poco tiempo después se incorporaron, como socios, Ernesto Lisandrón y Rogelio Magnoni, por entonces vendedor en Metalúrgica Armstrong. Del trío inicial, Juan Carlos fue el primero en ocupar el cargo de gerente general de la firma.

El nombre de la firma respondió a la idea de una palabra corta que se pudiera recordar fácilmente y se formó juntando la E de Ernesto, la R de Rogelio y las primera dos letras de Carlos.

Visionarios

Erca empezó haciendo balanzones con rabasto para rastras de dientes y tuvo el acierto de colocar el rabasto totalmente delante de las ruedas, algo innovador. También fabricaron escardillos, tanques para transporte de combustibles y otros equipos.

En 1978, al año siguiente de haber empezado, fabricaron la primera sembradora integral de 9 surcos de la Argentina para granos gruesos. Después se agregó la producción de cinceles y carpidores de hileras y un balanzón hidráulico semiautomático.

La firma, experimentando un considerable crecimiento, ya funcionaba en un taller de casi 900 m2.

En los años ´80, Erca se fue orientando hacia los rumbos que determinaba la siembra directa. En 1985 desarrolló una sembradora de chasis basculante y en 1990 diseñó una rastra de doble acción vertebrada.

En 1994, la empresa enfocó su producción hacia las sembradoras de granos gruesos y rastras

de discos de doble acción desencontrada. Hasta 1996 funcionó como sociedad de hecho y a partir de ese año se convirtió en sociedad anónima. Por aquel entonces, tenía una planta de 3.800 m2 y un plantel de 50 empleados.

En la década siguiente concretó una sostenida evolución de sus líneas de sembradoras para granos gruesos y finos. También mantuvo la producción de rastras.

En su momento, y ante el corrimiento de la frontera agrícola, Erca tomó nota de que las sembradoras enfrentarían nuevos desafíos. Uno de ellos era apuntar a máquinas de gran porte porque en las provincias del norte, como Chaco y Santiago del Estero, se presentaban grandes superficies dedicadas a la agricultura y se requerían sembradoras de mayor envergadura.

Además, Erca incorporó la dosificación neumática MaterMacc en la sembradora de granos gruesos Serie VI G-S Sojera, con corte por secciones y sistema de dosificación variable.

El 5 de abril de 1979 nació Marcela, hija de Juan Carlos Silvi y Liliana. Con pocos años, ya acompañaba a su padre en la empresa. Para ella era un lugar de diversión, tanto que le gustaba transitar el taller en karting.

Cuando llegó a la adolescencia, Marcela cursaba los estudios secundarios y también colaboraba en la empresa. A la mañana, asistía a la escuela; a la tarde, cumplía tareas en la fábrica durante cuatro horas.

Terminada la secundaria, apareció temporariamente en el horizonte la idea de estudiar bioquímica en Rosario. Pero fue desechada rápido porque Marcela aspiraba a un trabajo intenso y resolvió dedicarse por completo a Erca.

Comenzó codificando manuales, pasando facturas y liquidando pagos a proveedores. Después se hizo cargo del sector financiero. En esos tiempos, fines de los ´90, la crisis se abatió sobre el sector industrial. En 2001 las ventas eran casi nulas y los productos que se podían colocar, no se cobraban.

Con un esfuerzo casi ilimitado, la crisis se fue remontando, incluso a costa de arriesgar el patrimonio para que Erca siguiera adelante. No fue cesanteado ningún operario ni la empresa entró en concurso.

La devaluación de 2002 cambió por completo el escenario. La reactivación económica, en combinación con un tipo de cambio competitivo, permitió que se abrieran puertas para la producción y la exportación. Tiempo más tarde, Juan Carlos le dejó el puesto de gerente general a Ricardo Lisandrón, hijo de Ernesto, y Ricardo traspasó esa responsabilidad a Marcela, cuando ella tenía apenas 30 años.

Perfil familiar

La empresa se mantiene con tradición familiar a través de la sociedad sostenida por Silvi y Lisandrón, tras el retiro de Rogelio Magnoni en diciembre de 2011, cuando los otros directivos de la firma le compraron su parte societaria.

Marcela se ha capacitado en programas de dirección de empresas (cursó en el IAE) y de liderazgo (en la Universidad de San Andrés). Le tocó pilotear los destinos de Erca en un período que exigía mayor profesionalización y una nueva estrategia organización y de evolución empresarial.

Además de la actividad empresarial, Marcela participa en tareas de gremialismo empresario. Ocupa cargos directivos en la comisión de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (CAFMA).

Además, la empresa se ha convertido en ese de reuniones de CAFMA para el análisis de los distintos temas que hacen a la actividad del sector. También la Asociación Santafesina Industrial de la Maquinaria Agrícola, ha sesionado en Erca, tomando contacto con todas las inquietudes que la industria provincial de las agromáquinas abarca en su quehacer.

Aunque Juan Carlos Silvi ya no ocupa el puesto de gerente general, continúa trabajando y aporte y sus conocimientos y experiencia en la toma de decisiones.

Un costado sensible, que se atendió especialmente, es el de la comercialización porque ninguna operación debe escaparse si hay un potencial cliente. La evolución de la tecnología también ocupa mucho tiempo de trabajo.

Las nuevas generaciones familiares se están sumando al trabajo en la empresa. Ya se incorporó Daniela, hermana de Marcela, y también lo hizo Hugo Lisandrón, uno de los hijos de Ernesto, encargándose del diseño de las máquinas.

En lo que respecta a exportaciones, durante 2002, Erca inició contactos para enviar partes de sembradoras a España, productos que posteriormente fueron premiados allí. Concretamente, en 2003 la firma remitió piezas a la empresa española Maquinarias Agrícolas Solá para el armado de unas 25 sembradoras.

Por otra parte, los envíos se han dirigido especialmente al ámbito latinoamericano, con fuerte llegada, por ejemplo, al mercado de Uruguay. Hacia el vecino país, Erca envía, en particular, sembradoras de las Series V F y S VG.

Además, la empresa de Armstrong ha puesto el foco en Bolivia y Paraguay, analizando los mercados y trabajando con una estrategia de largo aliento.

Esa estrategia está alineada con el objetivo de priorizar el mercado argentino y después abastecer en tiempo y forma a los destinos externos.

Como política comercial, Erca entra en los mercados que puede atender con todos los recursos técnicos y comerciales, cumpliendo etapas y alcanzando metas.

La empresa cuenta con una planta de más de 13.000 m2 y está dotada de equipamiento de última generación. Tiene capacidad para producir 300 máquinas anuales y trabajan 100 operarios.

Cuenta con empleados que tienen una trayectoria de casi 40 años, desde que se inició la empresa, lo que representa un capital de experiencia inestimable a la hora de producir nuevas máquinas.

El emplazamiento original de la fábrica –los primeros talleres- estaba en el sector urbano de Armstrong. En los últimos años, la empresa fue construyendo su planta en el parque industrial de la ciudad hasta completar el traslado de todo su equipamiento tecnológico.

Actualmente, la estructura fabril cuenta con dos naves principales y depósitos auxiliares para la provisión de elementos a los procesos de producción.

En cuanto al diseño y fabricación de sus equipos, y con la calidad como consigna, Erca somete los prototipos de sus sembradoras a exhaustivas pruebas antes de lanzarlas al mercado. “Durante nuestra historia priorizamos la conformidad de los clientes”, definen en Erca.

Cada proceso de prueba representa la siembra de miles de hectáreas hasta que todos los detalles del equipo han sido testeados. Además, los técnicos de la empresa conocen, con ese trabajo, el funcionamiento de la máquina y pueden asesorar a los productores.

“Para nosotros, siempre los ingenieros han resuelto ideas de los chacareros”, definió alguna vez Juan Carlos Silvi.

Calidad

La resistencia de las sembradoras y la calidad de los materiales es una de las preocupaciones centrales de Erca.

La clave principal, en tal sentido, es que “el cliente tenga un costo mínimo en repuestos y reparaciones”. Alguna vez, Rogelio Magnoni, cuando era directivo, lo graficó de esta manera: «Nosotros facturamos U$S 7,5 millones de dólares anuales en máquinas y sólo U$S 100.000 en repuestos”.

Para lograr tal performance, Erca utiliza insumos de marcas líderes y cuenta con un departamento que se ocupa exclusivamente de la calidad del producto.

Además, implementó un servicio de postventa a través de una red de más de 110 concesionarios y 19 centros de servicio en distintos lugares del país. Se han distribuido de manera estratégica para que los usuarios no deban recorrer grandes distancias a fin de conseguir el servicio de la marca.

Erca efectúa jornadas de capacitación con sus agentes de venta para coordinar las acciones entre la empresa y la red comercial a fin de atender los requerimientos de los usuarios.